El espectáculo político musical es una canción de
conectividad emocional, adhesiones y afectos que busca afianzar el fervor
partidario del mercado de votantes.
José-Dorín-Cabrera
El areyto (bailar
cantando) era un ritual ceremonial emocional que a través de bailes danzantes y
versos cantados y del compás alucinante del rito de la cohoba, los taínos transmitían sus historias y las
imaginarías de los poderosos cemíes (espíritus ancestros) como la de
Yucahuguamá quien reveló que “…una gente vestida (colonizadores JC), que los habría de
dominar y matar y que se morirían de hambre…”. Pienso que también tomaban sorbos largos de Cerveza
Taina (de mi cosecha, JC) para festejar triunfos y alegrías.
En la noche del 27
de febrero de 1844 Matías Ramón Mella Castillo, imploraba la Misericordia de la
Puerta.
Y asido a su
índice apresuró el gatillo de su trabuco, atizado por el enervante aroma de
aguardiente que respiraba Jaime Yépez (o Llépez), judío alambiquero y experto
tirador. El disparo del trabuco de Mella arengó a los conjurados hacia la
Puerta de El Conde. Fue Yépez uno de los que guareció a Duarte en su casa,
cuando el general haitiano Charles Hérald (aine, para los amigos del hijo único)
-16 julio 1843- lo quería asesinar.
Humeante aún estaba el orificio de ese trabuco, cuando ya los ritmos de los bailes
danzantes de Mazurkas y Polkas ponían a la gente a celebrar la Independencia
Dominicana de Haití, la misma noche del 27 de febrero.
Esa noche la
Independencia quedó sola.
No tuvo con quien
bailar. Mella disparó el trabucazo y se abrió hacia San Cristóbal. Sánchez, aun
escondido. Duarte en el extranjero. Sola quedó también María Trinidad Sánchez.
Ella danzaba abrazada a su valentía y con las pólvoras en el ruedo de su falda,
para que un año después, Pedro el bellaco Santana –quien no estuvo ahí
esa noche del 27– la fusilara por no
delatar a su sobrino Sánchez. A quien
seis años después el bellaco fusiló. A Sánchez el lector –un poco tarde– del Acta de nacimiento de la
República. En las horas profundas de la noche del 27 de febrero, se bebió
aguardiente de los alambiques de Valverde, jengibre, café con leche, se engulló
cazabe con chocolate, pan de trigo y hasta mangú.
El día 28 Haití se
rindió y el 29 se marchó. Entonces se bebió mucho más. Fue el judío
Abraham Coën (o Cohën) Levi el hombre más rico del país, 1830-1870, el que
financió aquellas cenas, bebidas y bailes, así como también el que coadyuvó con
el financiamiento de la Independencia Nacional, al igual lo hizo (con sus
conexiones judías de comerciantes) con el financiamiento de la Restauración. Coën
Levi y Luperón (dueños de solares urbanos en Puerto Plata) “…fundaron un floreciente negocio de exportación de madera dura
tropical a Europa…”.
Antes, en julio de 1843, Coën Levi fue a la casa de
los Conchas, al escondiste de Sánchez. Perseguido también por el general
haitiano Charles Hérald, a ofrecerle $200.00 fuerte y una de sus embarcaciones
para que se fuera del país. Sánchez no se fue.
Coën Levi mandó a
buscar a Duarte y compañeros.
A Curazao el 2 de marzo de 1844 en una de sus
embarcaciones, La Leonor. Era dueño del peso fuerte (moneda de plata
extranjera), de los principales cortes de caoba, guayacán y del campeche más
cotizado en Estados Unidos y Europa. Prestamista, representante consular y
diplomático de diferentes países importantes para la política y la economía, junto
a su hijo David y la llave (unido a socios internacionales de su abuelo Coën Robles)
del comercio alrededor del Puerto de Charlotte Amalie en Saint Thomas centro
financiero de compra y venta mercancías de Europa, E. U., del Caribe y Haití.
El economista de
Londres, Benigno F. De Rojas.
Afirmó que “…Coën
en 1854 poseía un capital superior al de los ingresos anuales del Estado…”.
Les prestaba a comerciantes y al gobierno –entre otros- para cubrir sueldos y
gastos del Ejército.
¡No fusile a
Duarte!
Fue la orden que el 10 de septiembre de 1844, Coën
Levi le dictó al bellaco canario del carabiné Pedro Santana. Abraham financió a
Santana (compra de fusiles, municiones).
Abraham no solo
gravitó sobre diferentes gobiernos dominicanos.
También hacía negocios con Haití. Él salvó la vida a
la familia de Bernardo Philippe Alexis Carrié, general haitiano y gobernador de
Santo Domingo a raíz del estallido del movimiento de La Reforma, marzo 1843. La envió en la Leonor a
Curazao, menos a su hijo Sami que escapó en otro barco. Sami fue –paradójicamente- la semilla inicial motivante independentista,
1844.
Sonaban apagados y se entonaron festivos cuando
recibieron la diversas ayudas de Coën Levi …A los lejos, el ritmo de Mazurkas y Polkas hacían
danzar alegremente los pies tristes de los dominicanos, mientras “las ratas del
mar”, la Haití herida, acechaba… 36 años después
-1880-, el acordeón (invento del austriaco Damiem, 1829. Francia lo
perfeccionó, 1870) cabalgó sobre la grupa de buques alemanes que venían desde
los puertos de Hamburgo y Bremen, a
buscar serones cargados de tabaco y de cacao anclando en las puertas del Puerto
de Puerto Plata. Un marino alemán acariciaba, con sus dedos, el ordeño de melodías
que salían de un acordeón, parecidas al gemido de un saxofón. Lo intercambió
por botellas del ron Beltrán (medalla oro Bruselas, 1896) a un santiaguero hijo
de Beltrán.
El sábado 26 de abril de 1930. El acordeón del perico
ripiao encandilaba melodías para que la armonía musical se asentara en la
conciencia nacional “…—Llegó el general Trujillo, llegó—…” A Montecristi en
horas de la mañana. El cielo mal humorado y rugiente lo observaba. Entre los
acompañantes estaba Desiderio Arias, quien aún tenía su cabeza. Lloviznas
minuciosas y persistentes conminaron al chofer del Packard a acelerar la marcha
para arribar al Hotel Noroestano.
Una multitud le
esperaba. La llovizna se transformó en lluvias de gotas grandes y rayos cuyas
descargas de temor, les iluminaban el rostro a este emisario del destino. Desde
el balcón dijo: “…—Soy el candidato
presidencial de los partidos confederados—…”.
La fuerza
torrencial de aquella lluvia, aminoró. Luego enfiló hacia Santiago sobre el
lomo de la güira, la tambora y el acordeón
¡Llegó el general Trujillo, llegó! repetía incesante el perico ripiao,
mientras a su paso, los ojos encantadores de las mujeres del Cibao se les
abrían como soles sonrientes. “La voz del gallo que corta”, del Lic. Joaquín
Balaguer, le esperaba en la galería del Club Santiago para decirles a los
adherentes presentes: “-…He ahí el hombre nuevo…-” “La voz de oro” del
descendiente judío Arturo Logroño Coën, nieto del presidente y sacerdote
Meriño, cerró el acto.
El 16 de mayo de 1930
Desde las tres de
la madrugada en la Capital y en Santiago y en otros pueblos del país, la güira,
la tambora y el acordeón (paradójicamente instrumento musical de la
aristocracia europea, mitad del XIX, que hizo posible la dominicanización del
merengue) despertaban al mercado de votantes invitándole a ir a votar temprano
por “El hombre nuevo”(slogan del
poeta Cruz Álvarez, 10 abril 1930), afincado en el diseño de una eficiente
estructura mercadológica publicitaria y de opinión pública, de la orfebrería de
intelectuales.
El 10 de agosto 1930.
Una breve lluvia en
las primeras horas de la mañana prestó atención cuando la marca Trujillo
expresó por el bastión de las campañas de Horacio, la HIX (se inauguró 8 abril
1928) “…— ¡Sí juro!—…” Era el Presidente Constitucional de la República.
“…—Se acabó la bulla, se acabó…Horacio salió y ahora
llega Trujillo…tenemos esperanza en nuestro caudillo…—”
Deliraba el acordeón
del perico ripiao. Radios Telefunken (la marca creada por Goebbels y Siemens,
vino a la R. D. en misión vehiculada por la marca alemana del auto Opel,
primeros años del 30), Phillips, Dumont, Zenith, Philco, se colocaron en puntos
de la capital y del país, altavoces incluidos.
Las lluvias siempre
quisieron prevenir al pueblo sobre la magia histriónica de esta marca política.
39 años antes, 24 octubre 1891, aguas aladas y enormes
pedazos de lluvias, golpeaban y caían como piedras con furia sobre la Villa de
San Cristóbal, en el momento que éste emisario del destino, salía del vientre
de la apacible Altagracia Julia Molina Chevalier. “…—Se yon papá Bocó, se yon Gubene…—” al unísono les susurraban
quedamente al oído, en el silencio de sus ancestros y ritos, sus abuelas
Silveria Valdez y Erciná Chevalier. Scott Fitzgerald me dijo con El gran Gatsby
en sus manos: “…—Enseñadme un héroe y os
escribiré una tragedia—…”-.
Con el auge del
comercio del tabaco, cacao, madera, también creció la industria del placer.
El perico ripiao al igual que el Jazz fueron hijos de
crianza de prostitutas. El Jazz en New Orleans, ciudad caribeña con influencia
francesa, africana, española.
Como Santiago era
la principal región tabaquera del país, era Santiago quien recibía los clientes
potenciales provenientes de sus diferentes comarcas, con dinero para comprar las
alegrías de los distintos productos de esta agradable industria del placer.
“—Papi…,ven pa’ripiate el perico—”
En la esquina de un
bar –prostíbulo- del barrio La Joya, frente al matadero y a metros del río
Yaque que dormía, trabajadoras de esa industria les ofertaban a esos clientes
aquellos productos envueltos en atributos de promesas de glorias y de éxtasis parecidas a
los gemidos de aquel saxofón.
Nunca un ritmo
había tenido tanto que ver con la personalidad de un hombre. Talvez, Gardel,
con sus melodías y voz lastimosa de arrabal (descubrimiento
del maestro Ortega y Gasset, 1916) o Sinatra, la voz, a su manera, My way (descubrimiento de Gardel, New
York, NBC, 1933). Los tres andaban con neceser. Las composiciones melódicas del
merengue ripiao de la marca Trujillo narraban sus hazañas y leyendas. El
pluralista Manuel Rueda, en la fascinante “Bienvenida
y la noche”, dice: “…bien
parecido…impecable atuendo…boca sensual…nudo perfecto…”.
Un teniente, le
afeitaba diariamente con dos navajas nuevas, una para cada lado del rostro.
El perico ripiao
activaba los nervios auditivos que recordaban la puntual adhesión a la marca
Trujillo.
Bajo la atenta mirada del ejército, cuya banda de
música también era ya un solo perico ripiao. Fue la transculturación
sociológica de una clase social cultural denominada de “estratos bajos” sobre
una clase “superior”.
El 5 de mayo de 2019
música urbana en el espectáculo político musical ¡No hay marcha atrás! Respuesta
de Leonel a Danilo.
Espectáculo que esparció una imagen de conflicto y de
polémica. Los presentes bailaban música y composiciones que no concitaban
emociones ni adhesiones a la reelección diferida deseada por Leonel. El derecho
que él le niega a Danilo. En su discurso, Leonel comunicó una liturgia racional,
no una narrativa en el marco de un relato épico cargado de sentimientos y
emociones como lo hizo Scheherezade en esa arquitectura narrativa de Las mil y
una noches. Después, vino el que insultó a Duarte “…—Pásame la hookah, ¡Eh!—…”, mientras, …la Natti, perreaba…-