lunes, 21 de diciembre de 2020

La política nacional de comunicación del cambio, su asignatura pendiente.

                             José-Dorín-Cabrera

              

La política nacional de comunicación del cambio, su asignatura pendiente.


Mi amado Federico García Lorca, me envió días antes de caer asesinado, sus palabras de político, dramaturgo y poesías profundamente populares, escondidas en un rincón de La voz de Madrid. 7 abril 1936

                   

“…El teatro es la poesía que se levanta del libro…y se hace humana…el drama del escenario político necesita que los personajes se vistan de poesías con el traje de sus huesos…”. La comunicación política debe tener un carácter litúrgico emocional en un ritual de metáforas en una sociedad concebida como un gran escenario, “Estado espectáculo” diría el antropólogo C. Geertz.

Porque el cerebro político es un cerebro emocional encalacado por una democracia sentimental para penetrar en el corazón civil. La inteligencia afectiva apunta hacia la relación existente entre las emociones y el consumo de información política. El maestro Emilio Durkheim precisó que “…las emociones son categoría al momento de explicar el orden social y la conducta del individuo dentro del mismo…”.

Las bases litúrgicas emocionales del liderazgo político no han sido transformadas a lo largo de la historia del mercado de votantes, ni en la de la opinión pública ni mucho menos en el acontecer de la sociedad de ciudadanos o sociedad civil.

El presidente es la emoción y el símbolo de su narrativa.

De metáforas que deberían apoyarse en una rigurosa y racional política nacional de comunicación, con un solo férreo control de mando en todas sus vertientes operacionales -afincada en tácticas y estrategias- (presuntos asomos de corrupción, declaraciones y acciones del funcionariado, campañas publicitarias de navidad, Ministerio Interior, Salud Pública, Educación). La racionalidad aconseja un solo mensaje del portavoz del cambio y una sola inversión. No gastos. La racionalidad aromatizada del cambio, apunta que, si “estamos cambiando”, que sean los sujetos de la oración del cambio los que expresen los sentimientos y emociones que ése cambio le produce, no una joven ilegítima desde el punto de vista de la disciplina. ¿Quién dice qué cosa y por qué?

 

El presidente revela.

Un conocimiento cabal de los asuntos de Estado y sus soluciones sin el auxilio del funcionariado y de las necesidades de los desheredados de la fortuna. En lo concerniente a su política exterior él esnifa sabiamente de la seguridad de la geopolítica del Caribe imperial. El olfato es el que más poderosamente se asocia a la memoria y a los recuerdos emocionales, desde las neuronas olfatorias de la pituitaria amarilla incrustadas en la nariz, percibimos territorios a distanciar del enemigo…o de relaciones a tratar con cautela…

 

La marca Trujillo y los agentes culturales fronterizos.

Incluyendo la seguridad frente Haití y el carácter psíquico, sociológico e histórico de nuestro segundo socio comercial. Pienso, que debería estudiarse a los fines de la experiencia la misión ideológica que le trazó la marca Trujillo, a través de la comunicación, a los agentes culturales fronterizos, apoyados en la infantería de las ideas dominicanas puerta a puerta, cara a cara, de enormes intelectuales Héctor I. Cabral. Freddy Prestol Castillo. Marrero Aristy. Mario Read Vittini. Eusebio, profesor de San Cristóbal con poblaciones nacionales colindantes con Haití.

Pablo Neruda.

Poeta grande y mujeriego encandilado, quien me confesó que había vivido con su Veinte poemas de amor y una canción desesperada, me llamó para decirme, camarada… “Aunque hace siglos…de esta historia amarga…no se aclaran nunca con el olvido ni con el silencio…”.

 El río Masacre debió ser El Leteo, río que, según la mitología griega, alimentaba su memoria para que el pasado no se escondiera de sí mismo y darle cabida al olvido.

 

¿What’ s in name?

Le preguntaría Shakespeare al señor presidente como aquel se preguntaba en Romeo y Julieta. ¿Qué hay en una marca, en un nombre? ¿Cuál es el contenido de su aura? ¿Cuál es su significado? Si el presidente es la emoción y el símbolo de su relato, Luís Abinader es la épica de la esperanza del cambio.

 

La política nacional de comunicación del cambio debería ser diseño e imaginación, algo más que la carpintería de la información, prensa, publicidad. Debería ser la unidad y coordinación dialéctica entre estas tres áreas del conocimiento y desempeño gubernamental. Y demasiado mucho más debería ser una de las herramientas del desarrollo.

 

La seguridad alimentaria.

El cambio en la conducta de consumo y hábitos alimenticios.

La comida cara se refleja perceptivamente en la presión de la demanda de un plátano, que suele rondar los 35-40 pesos y otros días baja de precio 13-15 pesos. Mal contado, nos comemos más de dos mil millones de unidades anuales. El plátano llegó a Las Islas Canarias en el siglo XV y cuando agricultores canarios arribaron al país entre 1681 y 1760 abonaron con plátanos los cimientos de San Carlos de Tenerife. Con ellos llegaron también portugueses maestros del azúcar.

Años después -período de la Restauración- llegó a la República en misión médica militar y de espionaje el canario José Juan de Dios Trujillo y Monagas. Fue él quien aposentó su falo encendido y lengua aguardentosa, en el objeto oscuro del deseo de la mulata bien dotada, Silveria Valdez. Monagas fue el abuelo de la marca Trujillo.

 

Por la vía canaria llegó también el origen del bellaco Pedro Santana Familias. ¿Se creía él canario español?

 

La política nacional de comunicación del cambio concebiría el inicio de un proceso creativo, conducente a lograr una transformación gradual en la conducta de consumo y hábitos alimenticios de esa musácea de fruto comestible (ni mucho calor ni mucha agua a 12-14 meses listo para comer, se conoce período de aguaceros, huracanes, en fin)  a través de campañas (comunicación cara a cara coordinada con la comunicación electrónica) que revelen y eduquen cuáles rubros agrícolas (valor calórico, paladar, sensación de energía…) son sustitutivos del plátano. En este caso, esta política se ejercería en estricta coordinación con facultos del sector agropecuario, nutricionistas, expertos culinarios, Cultura, Bellas Artes, teatro, dramas.

 

O de papa.  

Frente al consumo de la per cápita anual de 127 libras de arroz y provisoriamente frente al desmonte de sus importaciones para el 2025. DR Cafta.

 

Ese proceso de cambio navegaría también por las diferentes formas de consumir ñame, batata, mapuey, yuca, yautía blanca y morada, a exhibirse en ferias culinarias en lugares públicos adecuados. Los consumidores de arroz anhelaríamos el concón con habichuelas. La culpa de este sabroso hábito lo tiene la esclava nigeriana de África, 1520.

Los árabes al concón le llaman tadiq.

 

Todo enmarcado en la política de incentivos.

Para los que trabajan y producen en el campo y de equilibrio entre precios estables al consumidor y la rentabilidad del productor, soporte, seguridad alimentaria.

 

En 1932, se produjeron 18 millones de kilos. “…Consuma arroz dominicano (marca Antillano) la espiga de la libertad…” decía el texto publicitario a través de la prensa, la radio y las décimas musicales de Cuquito García, al servicio de la marca Trujillo.

 

El cambio en el campo es investigación, planificación, capacitación y desarrollo.

Tenemos 10 millones de tierras sin cultivar. El 44% de las habichuelas se importa. Tenemos abundante agua que baja coqueta y sonriente de las montañas hacia el mar, pero no la cantidad de presas necesarias para almacenar su virginidad y luego acostarla con la tierra y hacerla parir alimentos, agua potable y electricidad. En la región Este del país no hay una sola presa.

 

Cuando se inauguró la Feria de la Paz -1955-, se coronó el triunfo de la tendencia que adversaba a la de Balaguer, Anselmo Paulino, Salvador Ortiz que le habían propuesto a la marca Trujillo la construcción de la Presa de Tavera. Esta se quedó muy triste a nivel de maqueta en el Pabellón del INDHRI y se puso muy contenta con Balaguer cuando la inauguró -1973- a la misma hora que inauguraron la Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre, en honor a Angelita Trujillo.

 

La agricultura hoy solo aporta el 4% del PIB. Tenemos agrónomos y técnicos con vastas experiencias, sociólogos, para una excelente y disciplinada extensión agrícola, asesoría y supervisión producción campesina, dotarlos de motocicletas y camionetas adecuadas, WhatsApp, Tablet.

 

La política nacional de comunicación del cambio podría ensamblar programas de radio en coordinación con las visitas cara a cara de los promotores del cambio hacia las mujeres y los hombres del campo.

Y muy posiblemente también a través de telecables regionales que apoyen a los extensionistas agrícolas y nuevas tecnologías (drones, estaciones de control atmosférico) para la siembra y producción en específicas zonas de cultivos.

 

La mesa de la seguridad ciudadana y de género y la política nacional de comunicación del cambio.

“Mi barrio cultural” y profesionales que desentrañan los misterios de la conducta humana.

Deberían estar sentados a la mesa de esa mesa en cuya metodología -en una de sus vertientes- abriría vías auxiliares de cercanía con las poderosas minorías activas, en cuyo universo transitan informaciones diversas sobre lo que acontece en las comunidades y en los barrios y sus protagonistas, así como el consenso de sus necesidades de proyectos específicos para su bienestar y sosiego.

 

Y por supuesto, sentados a la mesa las gobernaciones, ayuntamientos, alcaldes pedáneos. Y la inteligencia policial.

 

“Mi barrio cultural” es una iniciativa de un útil y hermoso proyecto de la regidora Liz Mieses y del diputado Orlando Jorge Villegas. PRM. Circunscripción No. 1. D. N., que conectaría con la política de comunicación del cambio. El guion de este proyecto es una aportación importante para los objetivos de la mesa. De igual manera, núcleos de psicólogos (as) a impartir asistencias a determinados hogares y a través de la teleradialpsicología, como apoyo logístico a la convivencia pacífica entre géneros.

Estos profesionales de la conducta humana, además, deberán enfrentar con sus conocimientos cómo la educación virtual expone la violencia de género en cuanto a que es la mamá la responsable presencial de la atención al educando y de los mimos para que estos no se duerman ante el profesor virtual.  

 

La seguridad educativa virtual.

Enorme, valiente y complejo esfuerzo del gobierno que apoyaría la política de comunicación auxiliada con promotores del cambio puerta a puerta (mascarillas, alcohol e identificación), a los fines, entre otros, de supervisar y comprobar conectividad, la existencia puntual y uso de los cuadernillos educativos, energía eléctrica, observar y registrar T.V. y radio encendidas alrededor del grado educativo que se está impartiendo, al tiempo que se apoya a la familia con estímulos y premios orientados a incentivar las emociones y la superación humana.       

Guías presenciales, educadoras y/o educadores. Adecuados receptores de radio y/o T. V., máquinas de coser, útiles escolares, computadoras, internet, laptops, turismo interno, pago matrícula escolar.

Sobre todo, de los educandos más pobres pues este experimento de la educación virtual, desnuda y exhibe surcos hondos de desigualdades sociales, falta de equidad en el uso de la democracia digital. Y obstáculos diversos para las familias como la calidad de la educación (creciente mercado de maestros y maestras a domicilio), de la energía eléctrica, del internet, computadoras, laptops “…solo un 13.75% de la población de 5 años y más tiene ese equipo…”.

El otro gran problema es que el cerebro de estos educandos, no está registrando aquellas emociones de la socialización en las aulas presenciales.

La imagen de la marca Abinader se apuntalaría más en la sociedad a través de la humildad, al transitar a velocidad adecuada (cubierto por los flancos), como el aroma de las rosas andariegas más radiantes que un beso apasionado, por cada esquina de la ciudad.

 

El presidente distinto, diferente, a los demás que le antecedieron; cambio que estimula en la ciudadanía admiración y agradables sentimientos hacia el mandatario.  

                                                                 

                                                             josedorincabrera@gmail.com 


martes, 24 de noviembre de 2020

Desde Baskinta, El Libano, en Tamboril se cobijó el olor a poder de la marca Abinader

 

Desde Baskinta, El Libano,
en Tamboril se cobijó el olor a poder
de la marca Abinader

1-2    

                                                                                                                            José-Dorín-Cabrera 

                                                                                                  

En la medida mi cabeza se parece a una balada de cenizas de otoño, me gustan más los recuerdos. Ahora, que aún es noviembre el mes en que el sabio don José Rafael Abinader Wassaf, se marchó vestido de madera.

 

Érase una vez.

Que desde las montañas de Baskinta ese olor a poder de marca Abinader, se cobijó en el cobijo de una humilde casita pintada de azul en Tamboril, Santiago, a los dos días de marzo de 1929, en la persona de don José Rafael Abinader Wassaf y tomó cuerpo en el ser dulce y apacible de doña Rosa Sula Corona. En el 2017 el candidato presidencial Luis Abinader visitó a Baskinta, lugar donde nació su abuelo José S. Abinader. Su abuela Esther Wassaf, de padres libaneses, nació en Montecristi.

 El apellido Abinader.

Es el enclave del relato de la narrativa de una marca corporativa de poder que se anidó desde 1939, cuando el joven Abinader Wassaf de 10 años de edad trabajaba por un centavo que le entregaba al sr. Valdez para que le alquilara, por media hora, un ejemplar del periódico La Nación. Faenaba troncos de pino que deslizaba sobre el lomo del rumor de las aguas del río, hacia el pequeño muelle de un aserradero. Arriesgaba su vida más que por un centavo, por la pasión, las ilusiones y las emociones de sus motivaciones para adquirir, con ese centavo, conocimiento e información que pudiera brindarle La Nación. Leía a toda hora con la luz que hubiera, a veces paseándose bajo los árboles devorando lecturas como si se leyera así mismo orientado por sus ideas idealistas y de progreso.

Quiso ser ingeniero. No pudo. Logró un empleo para sostenerse en la capital. Más después, él fue un ingeniero de almas en cualquiera de las facetas de su existencia y, sobre todo, de la producción de conocimientos y de las cosechas agradables que ofrece la universidad que don Rafael fundó y orientó.

 Cuando diseñé su campaña.

A la senaduría por Santiago (JCE. 45.3%; José Cabrera y Asoc. 45.0%), a solicitud del dominicano más universal el doctor Peña Gómez (febrero de 1998) al igual que la de don Cuqui Medrano, senaduría de La Vega (JCE. 52.4%; José Cabrera y Asoc. 52.0%), bíblicamente en menos de 40 días, pude intuir El Quijote que residía en una de las habitaciones de su mente.

Aquella vez, también pude apreciar en él mi recuerdo de Gary Cooper con sus ojos como dos botones insufribles, que aguardaba “Solo ante el peligro” un tren que contenía el significado de la palabra verdad y justica. En aquellos días de su campaña él y yo sentados muy temprano en el banco de un parque (a la espera para rodar uno de sus spots) me narró con fervor sus oníricas ilusiones presidenciales.  En 1979, él puso a pagar a la Gulf & Western $38.7 millones. Evasión pago erario por operaciones. En 1999, siendo senador por Santiago, fue el primero que atisbó las garras sobrevaluadas del dúo dinámico Andrade y Odebrecht. Acueducto Línea Noroeste.

 García Márquez me dijo una vez.

 “…La vida no es la que uno vivió sino la que uno recuerda para contarla…”. Él era una mina inagotable de alegría que plasmaba desgranando su onírica poesía, su febril actividad académica, empresarial y política. Era un romántico feliz que navegaba surcando las nubes del mar. En una oportunidad del tiempo, el azar quiso que el maestro y yo nos tropezáramos un domingo en la tarde en el Estadio Quisqueya Marichal. Empezó a llover a cántaros. Él estaba auxiliado por tres personas. Se detuvo el juego. Licey-Aguilas. Abrí un paraguas y nos protegimos de grandes pedazos de lluvias. Nos sonreímos y mientras caminábamos hacia uno de los pasillos del play, me expresó gratitud por el gesto. Pude observar la inmensidad de sus ojos como hojas ocres cual su último otoño, mientras una hebra de luz aleteaba el camino de los adioses, me expresó “…Luís será presidente…”.


Falleció a las 6:45 del domingo.

Un noviembre como éste que transcurre el día 4 de 2018.  Antes de cruzar los brazos contra su pecho, cerró las puertas de una calle vedada a sus pasos, asido al último rostro con el rostro eterno que lo recibió el ocaso sin una brizna de viento. Fue un notable estratega de sus afanes. En una ocasión, me invitó a su oficina para brindarme ideas sobre la campaña de su hijo Luís. Fue el trigo que al morir en el pan repartió vida.

 

Y como él no pudo alcanzar aquél agradable sueño.

Sí lo hizo realidad aportándole su marca, su aura, sus consejos, sus experiencias y recursos a su hijo Luís Abinader, Señor presidente de la República, cuya vigorosa e incansable imagen de marca hace hoy todo lo posible para que el futuro huela bien, a pesar de los diferentes tipos de pandemia incluida la que nos obliga a chocar puños o codos lejanos con la intensidad de la cercanía de un abrazo.

 

El poder evocador del olfato.

Recuerdo al enorme de Marcel Proust y su magdalena (una macita, un bienmesabe, un bizcochito, untado dentro de una taza de té) cuyo aroma lo condujo a la creatividad de “En busca del tiempo perdido”. El olor de la marca de poder del aroma del cambio ofertado al mercado de votantes, ese sentimiento convertido en voto mayoritario, se podría recordar como el fin de una Era.

 

No obstante, entiendo, el cambio transita sin el diseño y ejecución.

De una Política Nacional de Comunicación accionada como una de las herramientas del desarrollo económico y social, de la seguridad alimentaria y de la seguridad ciudadana, de la salud, educación, empleo, cultura. La voz del cambio anda cada una por su lado. Algunas con agendas propias. En fin. La personalidad iconográfica televisiva post moderna de la infatigable marca presidencial Abinader, debería exhibir la ejecutoria de una política de comunicación (que no solo es información y publicidad) en consonancia con sus ideas de cambios y con el cambio hacia un nuevo orden narrativo.

 

Forjando cual orfebre.

Una inspiración adhesiva emocional a la narrativa de su ejercicio como presidente de la esperanza que irradia el triunfo contra la adversidad, de la historia de su discurso con sentimientos y barniz en las lágrimas de su voz.

 

Para asentar un sólido posicionamiento.

 Seductor en el campo de batalla de la mente de la opinión pública, de los amplios núcleos de independientes y del electorado que le votó en el marco de una democracia sentimental de una sociedad de espectáculos que nació hace más de 526 años en la Taína con el ritual de los Areitos, poesías cantadas que movían los pies, bebiendo cerveza de maíz fermentado en el conducto digestivo y esnifando polvo de tabaco. Alucinada creía ver sus ancestros.

 Todas las sociedades han marcado su temporalidad con fastos ritualizados.

 Nuestra sociedad tiene un cerebro político emocional.

Que puede formatearse para el mejor vector de la ideología del cambio.

Es un cerebro emocional de pasiones épicas que alimentada por un buen relato activa la corteza frontal orbital, ahí donde se enamoran las emociones en el espectáculo de esa democracia sentimental cincelada por las industrias comunicacionales que formatean la mente.

 

Dostoievski me mandó a decir en “Los demonios” que “…El fuego está en las mentes y no en las casas…”. Es la fe la que hace mover montañas. El presidente, conocedor de los grandes problemas nacionales es también un gerente de emociones y de empatías con actitudes positivas en el arte de gobernar, con habilidades estratégicas que les faciliten ejecutar el cambio que se propone.

Él tiene a su lado la poderosa energía mágica de Raquel Arbaje, su esposa y compañera.

 

La Política Nacional de Comunicación del cambio, es su asignatura pendiente.   

 

 

josedorincabrera@gmail.com

miércoles, 4 de noviembre de 2020

 


Larissa
¿Muerta, definitivamente muerta,
aún después de estos enormes 26 años?

José-Dorín-Cabrera 



Hoy son 26 años envueltos en un largo adiós, a donde siempre tu regresas.
Con tu muerte entendí que ninguna primavera es eterna.
 
En la onírica madrugada de este 5 de noviembre sentí, que debajo de mi almohada y sobre el lomo de un manantial de recuerdos, nostalgias y ayeres, abordo en el cauce de mi imaginación, navegaba una carta tuya en un barquito de papel cuya proa, tocaba el puerto del tamaño de mi esperanza. Alucinado, pensé que, durante esos años, los tantos ruegos de mis rodillas para que tú volvieras, habían sido escuchados por ese Dios invisiblemente azul en las alturas. En vano.
 
Una mano alada puso en las mías, tus letras infinitas escritas con las duras cenizas del adiós.
─…Papi, sé que sufres inconmensurablemente porque no estoy con ustedes, desde aquí, desde esta eternidad te veo afanoso con tu cabeza ya poblada como las canas de un bohío. Nunca pienses en que los he dejado de amar y de extrañarlos. Te escribo todos los días en los correos de tus pensamientos y si algún día ese correo pasa y no recibes una carta mía, puedes estar seguro de mí inexistencia, pero nunca de que los he olvidado.
 
Hace 26 años que llegué a un bosque grande de flores azules y amarillas donde ruiseñores trinan día y noche, noche y día, el dulce silencio del concierto de la nada.
 
No trates de contestarme esta misiva. Porque sé que tú lo haces cada día de cada semana al pie de mi morada infinita y aunque conozco tu manera de pensar, te aseguro que te protejo y te cuido como no te imaginas.
 
No me despido de ti hasta siempre porque siempre ando a tu lado…− “. Lari
 
Homenaje a la santa
Larissa Alexandra Cabrera Almonte,
de su mamá Milagros Almonte, de sus hermanas
Liza y Melissa Cabrera Almonte, de su
cuñado Luís Castillo, de sus sobrinos
Lucas José, Liamm José, Louiex José Castillo Cabrera
Y de su papá José-Dorín-Cabrera.
 
5 de noviembre 2020